La radio infantil, detonante de universos posibles
En Colombia, existió una emisora de radio dedicada exclusivamente a los niños. Se llamó Colorín ColorRadio, funcionó durante 14 años en la frecuencia AM y siete años en la Web. Lamentablemente desapareció en 2013.
Sin embargo, la idea original de la emisora en 1992 fue innovadora y vale la pena traer a colación sus principios y apuestas en una época en la que crear radio de cualquier estilo es muy fácil, a través de Internet. Así que este artículo rescata aquellas características más significativas de la primera (y esperemos no última) emisora infantil en Colombia, y las presenta a manera de recomendaciones.
Personajes sólidos
Para hacer radio infantil de manera periódica y permanente, es necesario construir personajes sólidos, que encarnen las inquietudes, valores, vivencias y experiencias de los niños en las distintas edades y que al tiempo estimule su fantasía e imaginación a través del sentido del oído. Para esto, es clave que cada personaje cuente con su propia prehistoria (de dónde viene, cómo llegó, por qué viene), así como con un perfil verosímil y coherente (qué le gusta, a qué le tiene miedo, qué le da risa, qué lo conmueve, que lo emociona, cómo ayuda, cuándo se pone de mal genio) y una dinámica de relación entre sí y con los niños que sirve de pretexto para contar las historias.
Los personajes en la radio se encarnan a través de la voz, por eso, el intérprete debe tener una capacidad histriónica que le permita recrear una personalidad completa a través de la potencia y el dominio de su garganta y de su respiración. Estos personajes se pueden interpretar de manera pregrabada, siguiendo un libreto, aunque también pueden asumir la conducción de programas en vivo, por tanto, es muy importante que el radio actor tenga una gran capacidad de improvisación, desde la voz propia de su personaje, de modo que tenga la posibilidad de expresarse, de reaccionar, de indagar y de divertirse al aire como lo haría su rol.
Participación de los niños
Los niños pueden hacer parte de la producción, aunque es recomendable que sea más como experiencia divertida y entretenida que como una responsabilidad que debería ser asumida por los adultos. De cualquier modo, la participación de los niños como oyentes, a través de sus intervenciones en directo, de sus creaciones en línea y de su asistencia a eventos presenciales, les permite aportar ideas, reflexiones, opiniones, así como intercambiar diálogos con otros niños.
Cuando los niños participan como oyentes, se da un fenómeno muy interesante sobre el que se debe asumir una política y respetarla. Y es que cada niño se hace una imagen propia de lo que sucede en la cabina de transmisión. Le da cara, forma y dimensión a cada uno de los personajes. Le otorga color, luz, profundidad y mobiliario al espacio. La radio permite que haya tantas imágenes del personaje como niños oyentes y los empodera de su versión propia, la que pueden traducir en dibujos, animaciones, fotografías, etc. Por eso, resulta recomendable mantener esa idea y no generar momentos en los que esa burbuja se estalle y se corra el riesgo de generar decepción en los oyentes, como visitas a la emisora o crear físicamente los personajes.
Si se trata de una propuesta transmedia, es mejor construir los personajes de manera integral desde el principio, con perfil, voz y cuerpo, de modo que se muestren a la audiencia y se configuren sus historias a través de plataformas tanto sonoras como audiovisuales.
La programación como apuesta pedagógica
La radio es compañía, la radio hablada llena el espacio de información e historias, es inmediata y se vale de cada momento para crear un contenido que resulta significativo para la vida cotidiana. En la radio infantil este concepto es aún más poderoso. Crear la programación de la radio infantil con base en las rutinas diarias de los niños (tal como fue la apuesta de Colorín ColorRadio) significa pensar en cada momento de sus vidas, que se perciba más como una secuencia de pequeños ritos llenos de sentido que como rutinas aburridoras y explorar desde lo sonoro formas diversas de asombrar al niño en cada instante.
Implica acompañar sonoramente el ritmo del niño que inicia en la mañana, sigue el despertar, el alistamiento, el desplazamiento a la escuela. Estimula el conocimiento y el aprendizaje mientras se estudia, invita a disfrutar de cada alimento mientras se hace conciencia de su valor nutritivo y se agradece a la madre naturaleza por amarnos de manera tan deliciosa. Lleva a la diversión, al juego, a la adivinanza, a la risa y al diálogo. Despierta la concentración a través de historias y aventuras impredecibles y concluye con una invitación al descanso y a la restauración de las energías para el día que sigue.
La música como estímulo al oído
Los niños como oyentes merecen conocer muchos géneros musicales y construir su propio gusto musical y no condenarlos a que consuman exclusivamente lo que programan las emisoras comerciales. En otras palabras, si un niño oye reggaetón es porque le gusta, no porque le toca o porque no tiene más opción. Por eso, desde la radio infantil hay muchas posibilidades de programar musicalmente de modo que el sonido se enriquezca con propuestas que van desde la música clásica, hasta el rock, pasando por aires tradicionales, rondas, pop, balada, urbana, tropical, en distintos idiomas.
La participación de un pedagogo musical que comprenda la lógicas radiales le aporta a la programación musical una dimensión distinta, porque puede hacer una selección que busque entrenar el oído del oyente para el goce de distintos géneros musicales, en los que prime la calidad musical, en términos de composición, de letras, de instrumentación y de arreglos. En la programación musical infantil no hay espacio para lo mediocre… los niños se merecen lo mejor y con un buen canal para la música, los compositores encuentran un mayor estímulo para crear canciones pensando en el público infantil.
El dominio del lenguaje radial
Los recursos narrativos del lenguaje radial, que José Ignacio López Vigil enumera como la voz humana (la voz de la razón), los efectos sonoros (la voz de la naturaleza), la música (la voz del corazón) y los silencios (la voz del alma), dan infinitas posibilidades porque solo se necesita de buenas historias y de la capacidad de abstraer el espacio y tiempo a través del sonido para hacerlas realidad. En otras palabras, en la radio las historias no están subordinadas al régimen de la imagen, todo lo contrario, tiene la posibilidad de crear paisajes sonoros que evocan imágenes mentales y emociones en cada oyente.
En la radio, es posible contar historias en las que los personajes se pierden en el cuerpo humano, se infiltran en una colonia de hormigas, viajan por la autopista de la información, visitan presidentes o cruzan agujeros negros, todo es posible solo a partir de una obra que se crea y recrea con sonidos.
La radio infantil es un escenario en el que los contenidos infantiles tienen una gran oportunidad de generar vínculos emotivos con los niños y niños y de enriquecer su mundo real y fantástico de múltiples maneras. ¡Que sea ésta una provocación!