Los niños de Caracas y sus voces resonantes

Tuve la suerte de viajar a Caracas con Jon Deak, el fundador del Programa de Compositores Muy Jóvenes de Nueva York, y con el extraordinario educador, artista y clarinetista Richard Mannoia para trabajar con un grupo de 12 alumnos de El Sistema, con el objetivo de crear nuevas músicas. Tras encontrar al maravilloso grupo de jóvenes compositores venezolanos que participaron en este intenso workshop de composición, se volvió evidente que estábamos delante de niños que habían estado esperando por nosotros, y que, además, estaban ávidos por crear.

Jose Gregorio
Jose Gregorio – Foto: archivo personal

El objetivo de nuestra visita a Caracas era claro y extremadamente ambicioso: unir a los niños y sumergirlos durante una semana en la creación musical, con el objetivo de escribir nuevas piezas para orquestas. Como el tiempo era un elemento esencial, comenzamos rápidamente, lanzándonos en juegos musicales inventivos, ejercicios rítmicos y calentamientos físicos mientras presentábamos el tema de la semana: “Cambios y Transformaciones”. Esa era la fuerza orientadora y la inspiración subyacente del taller y de las nuevas composiciones que esos jóvenes compositores estarían creando a lo largo de la semana. Desde la primera vez que mi colega Richard Mannoia había sugerido ese tema, en nuestra reunión inicial, ya me había sonado genial, era como una moldura estimulante, que también era particularmente relevante y significativa para ese grupo de niños.

El primer día compartimos algunas ideas sobre el tema, hablamos sobre lo que cambia con respecto a nosotros. Creamos una larga lista de transformaciones que iban desde lo sencillo (bajo – alto, encendido – apagado) hasta lo profundo y altamente complejo (vida – muerte, guerra – paz, amor – odio). Después de la charla, eso se volvió un ejercicio de composición grupal en el que los alumnos trabajaban en el improviso de improvisando estructuras cortas, inspirados por una de esas transformaciones y los presentaban a los demás del salón. A los alumnos solamente se les permitía usar sus voces o cuerpos como productores de sonidos (sin instrumentos), lo que terminó por generar un resultado bastante interesante cuando ellos compartieron sus piezas y, además, permitió a todos que se experimentaran, sin las limitaciones de los instrumentos tradicionales y de los sonidos familiares.

Nos dimos cuenta que, aún cuando los alumnos eran inspirados por el mismo cambio, los resultados finales de la música han sido bastante diferentes entre ellos y lo mismo pasó con las transformaciones que llevaron a cabo en suspiezas. Algunas han sido bastante graduales y orgánicas mientras otras, abruptas y sorprendentes. Nuevos sonidos e ideas comenzaron a surgir y comenzaron a fluir mezclas creativas mientras los niños se enfocaban en la exploración de la idea del cambio a través de la música.

Por fin nos enfocamos en modos gráficos de apuntes de ideas y en la importancia de crear una línea del tiempo visual para la gran pieza que estabana punto de crear, como una forma de mantenerse concentrados durante el proceso. Pese a que estaban seguramente involucrados en el proceso de creación de líneas del tiempo visuales, los alumnos estaban comenzando a volverse impacientes y comenzaron a preguntarse repetidas veces: “¿cuándo vamos a empezar a escribir nuestras piezas?”. De nuevo, ha sido bastante aparente que había una noción de antelación y que ellos estaban anhelando comenzar a componer. Y fue exactamente eso lo que hicimos el segundo día: comenzamos a escribir música.

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David Joyo presentando su pieza con Jon Deak – Foto: Archivo personal
Luis Pichardo Sewing his score
Luis Pichardo cosiendo su partitura – Foto: Archivo personal

Después Richard nos condujo a un calentamiento extremadamente divertido en el cual um objeto fue pasando delante del círculo transformándose en una cosa diferente para cada persona, comenzamos a generar material melódico para las composiciones comenzando con movimientos de danza. Desafiamos a los alumnos a crear ritmos innovadores, interesantes y complejos que originaron las danzas y ellos se embarcaron en la idea. A partir de ahí, los alumnos comenzaron a trabajar individualmente con nosotros, y al mismo tiempo con un grupo de maravillosos educadores-artistas locales (Pedro, Bertha, Juan y Rosa!). Ellos fueron valiosos durante todo nuestro tiempo allá y actuaron hábilmente como mentores, ayudándonos a guiar a los alumnos por el proceso de composición musical, sin componer una sola nota. Algunos alumnos usaron sus instrumentos para expresar sus ideas, algunos estaban contando y otros escribiendo las notas en un papel pautado, directamente de sus mentes.  La fluidez de sus ideas musicales fue fantástica para observarse, hasta en los momentos mas ruidosos que tuvimos en la sala de clase., (acordeón, percusión, e incluso las arpas formaron parte de nuestra orquesta singular de composiciones). Los alumnos estaban siempre muy concentrados y trabajaron intensamente.

Anotações de Daniel para
Anotaciones de Daniel para “La Revolución”

Cada día el trabajo quedaba más y más intenso y, a partir del momento que comenzamosel proceso de composición, quedó evidente que las piezas no serían cortas, dulces y en medidas de 15, sin embargo serían piezas sinfónicas ambiciosas e inteligentes, con armonías y escogencias de orquestación complejas, coda una con un toque personal del joven compositor que estaba trabajando. Estos niños vieron el espectacular programa “El Sistema”, que creaba no solamente músicos y “performers top”, sino que también salvaban vidas durante el proceso. Además de haber venido de las clases de música en sus núcleos locales en Montalbán, otro factor que hizo de este grupo de niños un grupo tan especial fue la sed y hambre por explorar el lado creativo de la música que presentaron: una sed insaciable por componer. Hasta trabajaron en sus piezas durante el trayecto de su autobús de vuelta a Montalbán para asegurar que su música estaría lista para el primer ensayo con la orquesta. Ver como los alumnos compusieron camadas diferentes para cada instrumento en páginas separadas, y que eso sonaba bien, fue una experiencia extraordinaria. La habilidad de combinar melodías y armonías mientras pensaban deforma independiente es algo realmente chocante en algunos de estos jóvenes compositores.

Después de apenas cinco días de composición y de una larga noche comiando músicas yescribiendo partituras (agradecido, Richard, por dictar pacientemente  mientras yo copiaba el final!), tuvimos nuestro primer ensayo un sábado a la mañana, con el Maestro Alfredo Rugeles y con la Orquesta de Música Contemporanea del Conservatorio de Música Simón Bolivar. Las piezas de los jóvenes eran atrevidas y cadauna presentó los proopios desafíos para la orquesta, sin embargo tuvimos suerte de estar trabajando con dos excelentes directores. Alfredo Rugeles y Régulo Stabilito, y un grupo de jóvenes músicos determinados, trabajadores, disciplinados y talentosos de “El Sistema”. Como mencionó Jon, nunca antes habíamos visto un grupo de músicos que después de 4 horas de ensayo sin pausas decidió continuar sus prácticas durante la hora libre de almuerzo. Fue en verdad sorprendente asistrir a las transformaciones por las queesas 12 piezas pasaron desde el en sayo del sábado en la mañana al show del martes en la tarde. El increíble Dani Bedoni y la siempre positiva Diana Arismendi nos ayudaron en cada paso en el camino para asegurarnos que nuestros ambiciosos sueños fueran de hecho posibles y los extremadamente jóvenes compositores escribieran nuevos preciosismos para que esa estimulante nueva orquesta lo ejecutara. Tuvimos un gran público para el concierto que recibió cada nueva composición y cada joven con el calor, la energía y el entusiasmo de la atmósfera de recepción habitual de “El Sistema”. Cada pieza radiaba como un esplendor diferente, de reflexiones filosóficas en la vida y exploracioens dramáticas de guerra y paz.  Este grupo de jóvenes compositores 8con edades entre 9 y 15 años) captó profundamente la idea de cambio y transformación al mismo tiempo que buscaban escribir trabajos contundentes y estimulantes, que claramente muestran la poderosa voz composicional que los niños de Caracas pueden ofrecer. Sin dudas una de las experiencias más transcendentales e inspiradoras que he vivido.

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Grupo de Jóvenes Compositores Venezolanos – Foto: Archivo personal

Agradecimientos especiales a todos en Caracas por hacer de nuestra estancia allá tan buena, a Ted Wiprud de la Filarmónica de Nueva York y a Jon Deak por pensar en mi para esa jornada maravillosa.

Aquí tenemos algunos links para artículos en español sobre el workshop:

Fundación Musical

Venezuela Sinfónica

Y aquí están algunos artículos excelentes sobre El Sistema del site de Eric Booth:

The Fundamentals of El Sistema

El Sistema First Observations

Angelica Negron

Angélica Negrón é compositora e educadora que escreve música para crianças e adultos, assim como também para orquestras e brinquedos.

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