Los niños en Cuba: en la TV

por Regla Bonora Soto, asesora, realizadora y coordinadora de proyectos
Grupo de Programas para Niños y Jóvenes
Televisão Cubana – Instituto Cubano de Radio y Televisión

El 97 por ciento de los niños cubanos tiene en la televisión la primera opción de consumo cultural. Disponer de una televisión que ostente esta primacía, además de un privilegio, es un gran compromiso. Hacer TV para niños – y con niños –es, posiblemente, uno de los empeños más preciados –y preciosos– de cualquier sociedad. Sin embargo, producir programación nacional es, además, altamente complejo y costoso, que incluso así, es un empeño insoslayable, por lo que representa en la construcción de las identidades de las nuestras infancias.

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En Cuba, de los más de 50 años de la llamada televisión infantil y juvenil, aún padeciendo de enormes carencias en las muy difíciles condiciones productivas, son tal vez las últimas dos décadas las mejores representadas por los niños en la pantalla, en un escenario que sitúa la Televisión Cubana en la media de la mayoría de las televisoras publicas del mundo, donde prima la programación extranjera sobre la nacional.

Por la falta de un canal netamente de programación infantil, los 5 canales nacionales incluyen una franja horaria de lunes a viernes –a veces segmentada–entre las 7 de la mañana y las 8 de la noche, donde la totalidad de los programas dedicados a los más jóvenes son de corte educativo.

Los contenidos están diseñados para propiciar el conocimiento de los hechos y figuras de la historia nacional y universal, para mostrar los mejores exponentes de la cultura cubana y del resto del mundo, para promover el gusto por las distintas manifestaciones artísticas, incentivar a la práctica del deporte y la cultura física como medio de expresión integral del ser humano, del bienestar y la salud; suscitar la educación sexual y reproductiva; cultivar la educación y el amor en la familia y la sociedad;  estimular la protección y conservación del medio ambiente…

A estos contenidos se suman aquellos producidos por las 30 teletransmisoras municipales o provinciales, que aunque son trazados originalmente para sus audiencias territoriales, en ocasiones se transmiten con carácter nacional.

En la mayoría de todos estos programas, atravesados por los enfoques de género y derecho, son los niños y los adolescentes los rostros protagonistas. Ellos son la mayoría de los presentadores o los personajes, con lo que se garantiza -al menos- la representación de su diversidad facial y sexual. No obstante, restan pasos por intentar en el tratamiento más amplio de sus diferencias, teniendo en cuenta la extracción social, la inclinación religiosa, la orientación sexual, y, en especial, las capacidades diferentes.

Queda a la saga también el balance en la representación etaria. Como la media mundial, son los segmentos de 7 a 11 años los que han tenido mayor presencia, especialmente en los  programas de ficción y en los musicales donde interpretan canciones infantiles, y los de 15 a 18 años, participantes activos de las revistas de opinión, de orientación social y bien público.

Mas, los segmentos de 3 a 6 y 12 a 14 años, cobran poco a poco un espacio en la TV. Emergen lentamente, pero con la seguridad de potenciar el reconocimiento social de estas dos importantísimas etapas de la vida.

Esta es otra razón para disfrutar de esos rostros felices de los niños cubanos. Pero de otras, les contaré después.

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