Una escuela llamada selva

El proyecto del Sri Lanka trae bellas imágenes al ilustrar niños que, para llegar a la escuela, tienen que cruzar un bosque

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foto: Amanda Samani

Athula Disanayaka produce y dirige programas de televisión en la República del Sri Lanka y decidió convertir un momento importante de su vida en documental, cuyo proyecto ganó el primer lugar en el Japan Prize, evento promovido por la TV pública NHK, en octubre de 2013, en Tókio. Los ojos del pequeño productor cingalés brillaron con la emoción de saber que, con los 8 mil dólares ofrecidos, él podría comenzar la producción de Schooling Along The Wild Track en las selvas de su país.

La isla de Sri Lanka, antiguo Ceilán, es un país situado en el océano Índico y está separada de la India por el Golfo de Bengala y el estrecho de Palk. En sus 65 mil km viven aproximadamente 19 millones de personas y los símbolos del país tienen una íntima conexión con la naturaleza: el árbol Naa Tree, y la flor Nil Mahane (el loto azul).

Muchas familias viven en las zonas rurales, ya que es un país agrícola. Alrededor de la mitad de la fuerza laboral participa en la agricultura y la mayor parte de los cultivos de exportación, como el caucho y el té, son producidos en pequeñas fincas, así como el arroz.

Según las escrituras budistas, el concepto de los santuarios y vida salvaje pueden tener sus orígenes en Sri Lanka. Hace mucho tiempo, 247DC, el Rey de Sri Lanka en el momento, Devanampiya Tissa, creó el primer refugio de vida salvaje en el mundo, cuando decretó que «todos los seres humanos deben seguir el precepto budista sagrado de no dañar a cualquier forma de vida».

Contando con todas sus islas, el Sri Lanka cuenta con un gran número de especies y una fauna opulenta, repartidas por diversos hábitats, desde las montañas nevadas, a las selvas húmedas y lluviosas, los océanos y extensas playas, e incluso una zona árida cerca de las llanuras de África.

Más del 14 por ciento de la superficie terrestre de Sri Lanka está dedicada a los santuarios de fauna y flora y tiene cerca de 86 especies de mamíferos, con el orgullo de tener los poderosos elefantes asiáticos. Las 26 especies de cetáceos en las aguas que rodean el país hacen del lugar uno de los mejores locales para la observación de ballenas y delfines.

Las aves son también la gloria de la vida salvaje de Sri Lanka y la isla es también uno de los pocos sitios en el mundo donde se puede ver el mamífero más grande en la tierra – el elefante – y el  mamífero más grande en el mar – la ballena azul.

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foto: Amanda Samani

Es también un país que tiene una tasa de alfabetización más alta que la mayoría de los países en desarrollo y que está a la par de los desarrollados. El fuerte compromiso de los sucesivos gobiernos para ampliar y continuar con el sistema de educación gratuita fomentó el acceso a la educación primaria. La tasa de alfabetización es del 92.5% de los hombres y del 87.9% de las mujeres. Hay más de 10.548 escuelas en el país, sirviendo a una población escolar de 4.3 millones. Las tasas universitarias y el número de universidades también sorprende. Pese a las cifras positivas, otros temas afectan la educación en la isla, principalmente en la zona rural.

El productor Athula Disanayaka vivía en el campo cuando era niño. Él tiene grabada en su memoria imágenes impactantes de su infancia, de cuando caminaba largas distancias para llegar a la escuela. Como él, muchos niños de las zonas agrícolas, aún hoy, tienen dificultad para llegar a la escuela. Todavía hay problemas graves de infraestructura en el Sri Lanka, tales como carreteras y medios de transportes.

foto: Amanda Samani
foto: Amanda Samani

“Los niños de mi país están 6 horas por día en las escuelas, de las 7h30 a las 13h30”, dice, con orgullo, pero reconoce que faltan carreteras y comunicación en los campos del interior de la isla. “Por un lado, dependemos de la agricultura y las familias se encuentran en la zona rural, pero la vida gira en torno a la selva porque somos un pueblo muy integrado a la naturaleza”.

Cuentacuentos

Una parte de las imágenes hermosas de este país van a estar en el documental que Athula está filmando en este momento. La historia que él va a contar tiene que ver con niños, la escuela, la naturaleza y la selva.

“Fue un momento maravilloso de mi vida. Mi escuela estaba rodeada por un gran bosque salvaje. En nuestro tiempo libre, huíamos de clases, dejábamos los libros y entrábamos en los bosques, en donde buscábamos un arroyo para nadar. Después volvíamos a la escuela y a menudo éramos castigados por el director… Creo que con esa oportunidad de poder expresar en imágenes mi propia experiencia , lograré contar una historia muy potente… Cuando yo era un niño e iba a la escuela cruzando la selva, aquel poderoso medio natural que rodeaba el pueblo donde yo vivía marcó mi vida y sigue siendo una experiencia en mi vida muy fuerte para mí y creo que es de ahí que nació el concepto de mi proyecto.”

“Los niños que voy a mostrar en este documental aprenden con la naturaleza de una manera práctica. En su camino a la escuela ellos tienen un objetivo… sobrevivir en la selva. Creo que el público tiene mucho que ganar con la experiencia real de estos pequeños jóvenes. En la selva tienen que llevarse bien, tomar decisiones, pensar estrategias, superar los miedos. El liderazgo de algunos se equilibra con las habilidades de los demás. El programa va a enseñar las lecciones básicas de la supervivencia en el mundo de hoy.»

Athula nos cuenta que muchos niños llegan a caminar hasta 5 km diarios para llegar a la escuela más cercana. Estas vías están muy cercas de los bosques y a lo largo del camino se hallan ríos, arroyos y dependiendo de la fase de la luna, tienen que enfrentar las mareas altas y cruzar los ríos en puentes improvisados. También se arriesgan a encontrarse con elefantes y otros animales. En el camino también aprenden lo que se puede comer, el agua que se puede o no beber, o sea, caminar en medio a la naturaleza es un grandísimo aprendizaje y, así, las lecciones de la “escuela” ya comienzan allí. “La madre naturaleza nos enseña aspectos del medio ambiente de nuestra isla tropical. Ellos aprenden el nombre de las frutas, saben trepar los árboles, comienzan a darse cuenta de la biodiversidad y pueden identificar a un animal por sus huellas en el suelo. Obtienen una experiencia geográfica única que es también un ejercicio físico muy saludable.

“Quiero captar los niños en estos momentos, en esta jornada que se presenta como un desafío a los estudiantes de las villas. Caminando, naturalmente, divirtiéndose y aprendiendo en el camino entre la selva y la escuela”, dice el director.

foto: Amanda Samani
foto: Amanda Samani

Lejos de ver la situación de los niños de las villas rurales como un problema, Athula destaca los aspectos positivos que encuentra en esta realidad. Mientras que los estudiantes de las zonas urbanas tienen que lidiar con la violencia de la ciudad y los peligros de ir a la escuela en autobús, en bicicleta o en moto, los niños del campo de Sri Lanka van caminando y aunque por un lado se encuentran en una situación no tan favorable, por otro lado tienen la oportunidad de un contacto único con la naturaleza, un aprendizaje tan valioso en estos días en que la educación ambiental se ha vuelto tan necesaria.

El documental Schooling along the wild track tendrá dos versiones, una de treinta minutos y otra de una hora y será transmitido por la NHK Japón y por la Televisión Nacional de Sri Lanka. El documental está dirigido a niños de ocho a 15 años, pero puede perfectamente llegar al público familiar. Una emocionante historia contada desde un pequeño pueblo de la isla de Sri Lanka y de interés universal.

Beth Carmona

Direção geral e editorial do comKids.

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